miércoles, 24 de marzo de 2010

EL AMOR TIENE CARA DE...



Ciber capítulo 8
Cuando Marixa pensó en cambiar de rumbo lo pensó muy seriamente y con la intención de llevar su decisión hasta las últimas consecuencias. El 5 de noviembre de 1998 Marixa se hizo lesbiana. Sí señores, LES-BIA-NA. ¿Cómo lo hizo? Muy fácil. Pasó por la peluquería, se hizo un corte de pelo Maradoniano (muy en boga en aquellos años), se compró dos jeans bien rectos y de tiro bajo, remeras básicas de varios colores y un llavero colgante. Había decidido ser una lesbiana del estilo despreocupado y de las que llevan con orgullo su condición. Con ayuda de unas amigas ubicó varios boliches gay y comenzó a frecuentarlos. "Ahora sí"-pensó- "ningún tipo me va a cagar la vida, con una mina va a ser todo más fácil y tranquilo". A escasos dos meses de haberse hecho lesbiana -más por necesidad que por convicción, ya lo dijimos- apareció en su vida Roberta: un metro ochenta, grandota, polícía y fotográfa (los fines de semana). Apenas la vio sintió algo y pensó que podría ser amor, pero no, era que la estaba pisando, y Roberta calzaba 44... Se miraron, se tocaron y comenzó el amor. El primer beso fue difícil para Marixa, sentía algo raro, un "no se qué". El segundo costó menos y el tercero vino solo (como pasa siempre). Los encuentros sexuales eran intensos y... raros. A los veinte días de comenzar a salir discutieron porque a Marixa la miró otra chica en un boliche. A los veintiún días pelearon porque Marixa miró a un flaco... A los veintidós días discutieron porque Roberta escupió en la calle y Marixa ya le había dicho que eso le daba asco. A los veintitrés días pelearon porque Marixa le usaba las bombachas a Roberta y porque Roberta le había gastado las toallitas femeninas a Marixa... A los cuarenta y dos días de empezar a salir, recontrahinchada las pelotas de discutir Marixa abandonó a Roberta definitivamente. Marixa se escuchó a si misma decir algo que pensó que jamás iba a pensar: "Al final son mejores los tipos". Un nuevo fracaso se sumaba a la larga lista de Marixa y los caminos cada vez se le cerraban más... Pero a pesar del dolor y el llanto, Marixa Malalatte le prometió a la estampita de San Antonio que guardaba en la billetera que seguiría adelante... sea como sea.
Continuará...

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1 comentario:

L dijo...

ya desde el título del post esto es super grosso!
abrazo