domingo, 27 de junio de 2010

EL AMOR TIENE CARA DE...


Ciber capítulo 9:
Habiendo fracasado también con una mujer, pero con la firme convicción de alcanzar el amor, promediando marzo de 1999 Marixa tomó un avión y llegó a Cuba. No le importaba el Che, ni la revolución, ni ver a Fidel, sólo quería conseguir novio. Caminando por las calles de la Habana conoció a Ernesto, a quien cariñosamente sus amigos le decían “Cheche”. Moreno, robusto, de blancos dientes y negra cabezona. “A este hago que lo deporten”, se juró una noche camino a la “Bodeguita del medio”. Mientras él dormía plácidamente en una plaza le colgó del cuello un cartel que decía “FIDEL DICTADOR- LOS CUBANOS QUEREMOS TENER CREMA DE ENJUAGUE Y COCA COLA”. Ella estaba en el aeropuerto cuando Ernesto “Cheche” tuvo que embarcar con lo puesto: unos pantalones, una remera y zapatillas blancas. Él estaba tan confundido que cuando llegó a Argentina creyó que era un país serio, del primer mundo. Marixa tuvo que aclararle que éramos un país del tercer mundo y en vías de extinción. Los amigos de Marixa le juntaron ropa, le consiguieron un trabajo y la familia Malalatte le dio una habitación para vivir. Tenía salero el negro… pero el capitalismo salvaje rosarino lo sofocaba. Todas las noches partía con rumbo desconocido “a pensar”; según decía, y regresaba a altas horas de la madrugada totalmente en pedo y desbraguetado. A Marixa no le importaba porque a pesar de no laburar, chupar todo el día y desaparecer por las noches era un buen pibe: la acompañaba a las reuniones familiares y hasta fue al cumpleaños de una de sus amigas. Le gustaba caminar de la mano por el centro, se probaba ropa durante horas, amaba a la abuela “Nelly” y se sacaba fotos con Marixa todo el tiempo. Gracias al tema de los papeles Cheche aceptó casarse. “Me está saliendo todo redondo”, pensaba Marixa. Mientras se organizaba una pequeña ceremonia de casamiento civil el Cheche desapareció de Rosario. A las 24 horas de la desaparición la policía salió a buscarlo sin éxito. Recién el 20 de julio de 1999 (Marixa jamás olvidaría ese día del amigo) la madre de nuestra protagonista encontró una nota que decía “Me vuelvo p’a Cuba, mi negra. Gracias por todo. Viva la revolución”. Ella quedó destrozada y todas las noches se dormía maldiciendo al Cubano. “Comunista de mierda”, murmuraba entre dormida. ¿Quién podría rescatarla de tanto dolor? En próximos capítulos lo develaremos.


Continuará...


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(¡Gracias Claudia, por tirar letra para este capítulo!)

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