Gracias al fuerte crisantemeado que viene del este la ciudad amaneció un poco más fresca que el día de ayer (mejor no recordarlo, al pasado pisado).
La temperatura se mantiene en los 22º pero a no entusiasmarse ni confiar, el clima (o la clima) es como una amiga a punto de ovular o de menstruar o de no menstruar nunca más.
El sol, cual moneda de oro (tierna metáfora dedicada a nuestros amig@s escritores y escritoras) reparte calor y sudor por todas partes.
La inminencia de la inauguración de la fiesta de colectividades nos autoriza a pronosticar tormentas y chaparrones fuertes sobre lacostanera de Rosario, no así en zona norte y sur de la ciudad sin fundador (otro guiño, esta vez para los amig@s historiadores e historiadoras).
Para mañana: Dios dirá.
Información obtenida desde el Observatorio mítico cerebral de laschicasdelosmartes.
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