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Aforismos de Ernesto Esteban Etchenique (1)
Cuando el tacto vale más que el sentimiento, la amistad de la orgía no es sincera.

La rosa tiene espinas, pero..... ¿tiene pétalos el atún?

Por muy alta que sea una montaña, no sobrepasa su propia cúspide.

Dios aprieta pero no ahorca ni cae en el sadismo.

A veces es preferible una sonrisa a un salibazo en el rostro.

Cuanto más subo, más bajo. Cuanto más bajo, más subo. ¿Qué me pasa?

Quise conocerme a mi mismo. Cuando me hallé, estaba muy cambiado.

Si no cantara el gallo, igual amanecería.

Aquel que ha perdido una oreja no desea aros.

No hay completa belleza. El tigre es hermoso, pero su orín es pestilente.

Aquel que ha tocado el cielo con las manos... ¿cuánto medía?

Te compraria las estrellas, pero te has empecinado en un par de zapatos.

Si crees en la Reencarnación... ¡no te rías de la feladad del sapo!

Reparad en ese pato que corre. Reparad en aquel corderito que trisca. Reparad esa cerca que huyen los animalitos.

Mientras más brillante la luz, mayor el gasto.

El pájaro es libre. Lo sería aun más de ser soltero.

La última víctima de la guerra dijo, al caer: "¡Qué mala suerte!"

El árbol se ríe del hacha. Así le va.

Si dices que lo tienes en un puño... muy pequeño ha de ser tu enemigo!

Lo llamaron científico, estadista y pensador. Pero nunca fue tan feliz como cuando lo llamaron "Bichi".

El optimista ve la copa medio llena. El pesimista la ve medio vacía. El borracho la ve doble.

No vale más el singular topacio que el vulgar cascote. Pero si me dais a elegir... dadme el topacio.

Muy distinto es no decir lo que se piensa que no pensar lo que se dice.

No encuentra brevedad en el aforismo el tartamudo.

El hombre probo y pío es mitad santo y mitad pollito.

El ciego, al lavarse la cara, se reconoce.

Simula reír la hiena. Pero no entiende los chistes.

(1) "Nada del otro mundo", Roberto Fontanarrosa (De la Flor, 1990).